martes, 12 de enero de 2021

Ciencia de la felicidad: Introducción

Iniciamos el año y con frecuencia escucho el acostumbrado "feliz año" típico de estas épocas. Sin embargo, hay algo diferente en este inicio del 2021. Dadas las grandes dificultades que nos presentó el 2020 ahora los deseos de tener un año mejor van acompañados de una intención más verdadera diría, casi desesperada.

Desde esta visión, he decidido utilizar este canal para aportar mecanismos útiles para mejorar nuestra vida, para ser más felices. A partir de ahora, querido lector, vas a encontrar varias entradas que tienen que ver con todos los avances científicos probados alrededor de la felicidad, mindfulness, y estados de bienestar, que varios científicos alrededor del mundo han ido encontrando a lo largo de muchos años de investigación. Estoy seguro de que el seguimiento de los consejos que comenzaré a verter en estas entradas te apoyará para generar estados de bienestar duraderos y reales en tu vida.

Todo lo que se va a presentar en La Ciencia de la Felicidad, prueba que la felicidad es posible para todos, el problema es que la hemos buscado de manera equivocada esperando que el ascenso o esa anhelada relación nos traigan el bienestar. Pero nada funciona, al menos no de la manera que creemos, es un truco que la mente nos juega. 

Para iniciar considero importante presentar una especie de definición de la felicidad y para eso me apoyé en los puntos de vista de Sonia Rivemersky, profesora de la universidad de Riverside y autora de dos grandes textos sobre la felicidad. Ella nos dice:

"Esencialmente la felicidad tiene dos componentes, el primero tiene que ver con el experimentar emociones positivas, las personas felices tienden a experimentar emociones positivas con más frecuencia, tranquilidad, entusiasmo, alegría, afecto. Pero no es suficiente, la persona feliz también tiene un sentido de que su vida es buena, de que está satisfecha con la manera en la que va progresando hacia sus metas en la vida, necesitas estos dos componentes para ser feliz, me gusta pensar en ellos como ser feliz en tu vida y ser feliz con tu vida".

Uno de los problemas habituales de interpretación sobre la felicidad, es que creemos que si alcanzamos algunas metas ellas nos harán felices, por ejemplo, ganar la lotería, obtener el ascenso, ir de viaje, tener una relación. Efectivamente, estos son elementos que nos pueden hacer felices hasta cierto punto. No obstante, la ciencia indica que el sentido está invertido, es el sentirse felices lo que nos conduce a buenos resultados. En palabras de Sonia Rivemersky, la gente feliz tiende a casarse, a vivir más tiempo, a tener buena salud, a ser más creativos, los llaman para seguir en los procesos de entrevista y contratación. El tema es entendido al revés, no es que las cosas como el éxito nos den la felicidad, sino que si somos felices tenemos muchas más probabilidades de tener una vida exitosa.

Apoyando esta noción, te comparto los resultados de un estudio de la UCLA en el que se dio seguimiento a los alumnos del séptimo grado (alumnos de unos 12 años de edad) durante varias décadas. Se encontró que aquellos que tenían una sensación de satisfacción en la vida durante la adolescencia, terminaron con salarios un 10% más altos que el promedio de su generación, en tanto que los alumnos de séptimo grado que habían manifestado ser infelices en esos años, terminaron con salarios 30% menores al promedio de su generación. Esos adolescentes seguían afectados por sus sensaciones de tristeza más de una década después.

La felicidad también nos conduce a tener relaciones más fuertes y saludables. Se hizo un estudio sobre los anuarios en 600 preparatorias de Estados Unidos, en donde se analizaron las expresiones de los alumnos, encontrando que aquellos que tenían una expresión más honestamente feliz estaban casándose en promedio a los 27 años y lograron matrimonios mejor integrados a la edad de 52. Es decir, que aquellos que eran felices en sus años universitarios con más probabilidad lograron una vida más afectiva 30 años después.

Si quieres ser feliz hay que trabajar, no es fácil, pero es factible para todos, incluso si hay predisposiciones genéticas en sentido opuesto. Sin embargo, no siempre podemos confiar en nuestro cerebro para tomar las mejores decisiones, por ejemplo: todas las mañanas suena el despertador y si le hago caso a la ciencia, lo que conviene es levantarme a hacer algo de ejercicio, eso va a oxigenar mi sangre y órganos, tonificar mis músculos, genera endorfinas que me harán sentir bien, en suma me hará más feliz. No obstante, todas las mañanas mi cerebro me dice que me quede acostado, calientito en mi cama y que eso me hará feliz. Error.

Si te interesa tener una vida más feliz hay que practicar lo que la ciencia dice, no lo que nuestro cerebro indica. No hay estrategias de felicidad de cinco minutos pero si hay mecanismos que llevados de manera consistente, está comprobado nos harán más felices.

Por ejemplo, una de esas cosas que no son tan evidentes y que han sido reveladas por la ciencia es que el comportamiento prosocial y la gratitud son inequívocamente generadores de felicidad. En este sentido te puedo compartir una experiencia:

Un grupo de padres de familia del Instituto José Lévy desde hace años se organizaba para ir a repartir pan y café a hospitales públicos una vez al mes. Hoy en día con las medidas de aislamiento social y sana distancia prevalencientes en la ciudad, se organizan para hacer una meditación simultánea todos los viernes. Acudir a la entrega de pan y café en hospitales es complejo, implica organizar la jornada, encargar a los hijos, es viernes por lo que el cansancio de toda la semana se ha acumulado, no faltan los imponderables, el tráfico es más denso en esos días. Las jornadas de entrega de pan y café comienzan alrededor de las 20:00 hrs. y suelen concluir en la madrugada. En ocasiones se ven obligados a visitar más de un hospital para terminar de repartir todo lo planeado, en suma, no es una actividad sencilla o cómoda. Sin embargo, cada viernes los que participan en ella culminan con una sensación de satisfacción y bienestar inigualables, siendo ellos y no los beneficiados, los que más agradecen la oportunidad de poder participar en dicha experiencia. Una vez uno de los padres me dijo: "hoy me la pensé mucho para venir, tuve una semana muy ocupada y mañana me tengo que levantar temprano, no iba a venir y que bueno que vine, en serio, que bueno que vine".

Para mi fue gratamente sorpresivo encontrar este tipo de actividades entre las recomendaciones científicas para tener una vida más feliz.

Conforme avancemos en estos estudios te mostraré que la felicidad requiere dos cosas principalmente: un cambio de creencias, un paradigma distinto, y trabajo. Eso si, trabajo consistente como ir al gimnasio o  aprender un idioma. Si estás dispuesto a desafiar tu manera de ver el mundo y a esforzarte, te garantizo (de hecho la ciencia lo hace) que tendrás una vida más feliz en unos meses.

Así que bienvenido, bienvenida, comencemos a construir.  

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