viernes, 29 de enero de 2021

Ciencia de la felicidad: La importancia del encuadre.

 Vamos a recordar uno de los momentos más importantes de la historia del deporte, uno que nos da un mensaje importante de lo que puedes hacer para ser más feliz:

Es el 5 de agosto de 2012, McKayla Maroney está por recibir una medalla olímpica. Dicen su nombre y la multitud enloquece, ella saluda, se sube al podio y respira profundamente mientras se agacha. Un oficial le coloca la medalla evadiendo la cola de caballo, entonces se incorpora. McKayla está haciendo lo que mejor puede para mantener la compostura, pero parece que está conteniendo algo, estrecha la mano del oficial y le dice "gracias". Se incorpora y recibe un ramo de flores del oficial, ella sonríe y de pronto por un instante, ocurre... la mueca, por unos segundos, frente a miles de espectadores y millones de televidentes alrededor del mundo, la boca de McKayla se curva hacia la izquierda en una expresión de franco disgusto. ¿Qué es lo que tenía a McKayla tan afectada? El problema es que ganó la plata olímpica. Posteriormente en las entrevistas, McKayla fue todo lo que se esperaba de un medallista olímpico, incluso se rió de su mueca y fue un tema de chistes, ella dijo estar feliz con su medalla... pero en ese podio por un instante, su rostro nos contó una historia distinta. 

Pero aquí viene un acertijo aún mayor: la gimnasta rusa ganadora del bronce, le fue peor pero estaba mucho más feliz. ¿A qué se debe este efecto? Es un tipo de percepción cognitiva muy común que no es privativo de los deportistas olímpicos y que seguramente hace que tu felicidad sea elusiva.

Respondemos a los escenarios que nuestra mente nos dice que son posibles, sufrimos si nuestro cerebro calcula que no logramos algo que "hubiera sido posible". En un estudio informal sobre estos atletas se observó que con mucha frecuencia los que viven mayor frustración son los medallistas de plata, a diferencia de los de bronce que tienden a disfrutar más su logro. Lo fuerte es que ambos son ganadores junto con el de oro, son los tres mejores del mundo y esto no lo pueden gozar, es un logro, pero ellos lo viven no como el logro de ser el segundo del mundo sino como el fracaso de no ser el primero. El medallista de bronce está a dos pasos de la medalla de oro pero a uno de no obtener medalla alguna, así que enfoca su atención en todos aquellos que están debajo de él. El medallista de plata centra su atención, no en todos los que están debajo de él sino en la única persona en el mundo que le ganó...

El error es que no respondemos al estímulo, sino a lo que el estímulo puede significar. Nuestra respuesta cognitiva viene del contexto en el que se da el estímulo y nuestra interpretación de mismo. ¿Qué prefieres, querido lector, un empleo donde ganes $100,000 mensuales o un empleo donde ganes $150,000? La interpretación que hacemos de los estímulos depende de los puntos de referencia...  Por ejemplo, cuando hablábamos de los súper ricos, ellos objetivamente tienen más dinero que el común de la gente, ¿por qué no se sienten más felices?,  la ciencia del punto de referencia lo explica: normalmente se juntan con gente que tiene más dinero aún, dado que esta es su referencia no ven su fortuna tan cuantiosa. Usamos a los demás como punto de referencia. Cuando te hice la pregunta del salario, no tiene nada más que ver con el dinero sino con el contexto. Hay un viejo estudio en economía en que se le preguntaba a la gente: ¿en qué situación te gustaría vivir? En tu cuadra tu ganas $100,000 y tus vecinos ganan entre $50 y $75,000, es decir eres el más rico de la cuadra, o bien en una cuadra en donde tu ganas $150,000 pero tus vecinos ganan $200,000, tienes 50% más dinero pero eres el menos afortunado de la cuadra. Esto presuponía un problema, los participantes estaban fuertemente divididos: unos decían "no importa, dame más dinero y ya", mientras que otros decían "prefiero ser el mejor de la cuadra aunque tenga menos". 

¿Tu qué preferirías?


Continuará...

viernes, 22 de enero de 2021

Ciencia de la felicidad: ¿Obtener todo lo que deseamos nos hace felices?

"Que se cumplan todos tus deseos", o sus variantes como: "que logres todo lo que te propongas" (esta suena más sensata) son deseos comunes en año nuevo. Tenemos la idea de que conseguir todo lo que deseamos nos llevará indefectiblemente a la felicidad, pero ¿esto es cierto?

Muchos hemos fantaseado con ganarnos la lotería, por ejemplo, hay quienes sueñan con una relación de pareja, con una casa, un viaje, un coche nuevo, etc. Los deseos que nuestro cerebro proyecta van cargados de imágenes de mejora en nuestras vidas, por ende, deben de ayudarnos a ser más felices... o eso pensamos. 

Si hacemos caso a la ciencia, nos damos cuenta que nuestras predicciones son bastante deficientes, tanto para lo bueno como para lo malo.Tenemos que acercarnos a las investigaciones científicas para regresar al camino.

Clay Crokrow, es trabajador social y psicoterapeuta, sin embargo, el trabaja con un grupo particular de pacientes. Las personas que lo consultan son los super ricos, el 1% más rico del 10% más rico. Ocurrió que unos de estos personajes llegó a consulta con él y dado que no se sintió enjuiciado por el tipo de problemas que iba a resolver, poco a poco se regó la voz de que Clay es un terapeuta que no enjuicia y que acepta como perfectamente válido que el problema de la semana sea no encontrar lugar para estacionar el yate.

La mayoría de las personas considera que sus problemas tienen que ver con dinero, consideran que si tuvieran dos, tres o diez veces lo que tienen se acabarían sus conflictos. Cuando notan que los muy ricos pacientes de Clay van a terapia y tienen problemas, confrontan esta idea y por ende, lo resienten.

Clay Crokrow dice, basado en su experiencia con esta población: "si tienes un enemigo, ve y cómprale un boleto de lotería, porque si gana, su vida será un total desastre". 

Todos creemos que necesitamos más dinero para ser felices, se ha generado el mito de: a más dinero, más felicidad. Dos premios nóbel hicieron una investigación para ver si esto es real y lo que encontraron fue sumamente interesante. Tomaron una muestra representativa de trabajadores en Estados Unidos,  para las personas con el salario más bajo  de la muestra (unos 10,000 dólares al año), efectivamente, más dinero las hace menos estresadas, y más felices. Pero conforme mejora el salario de las personas, esto se empieza a nivelar, encontrando que a partir de los 75,000 dólares anuales ya no hay diferencia en los estados de bienestar aunque se cuadruplique la suma. Un vez que logramos holgura en la cobertura de nuestras necesidades básicas el dinero no hace diferencia en nuestro ánimo.

Nuestra intuición no logra ver los problemas que vienen con la riqueza, por ejemplo: la culpa. El rico piensa: mi vida no es perfecta pero debería  de serlo porque tengo dinero. Los ricos tienen problemas de relación, no pueden confiar porque los buscan por interés, no logran tener un amigo real, viven aislados, sin saber si eres mi amigo por mi dinero, ¿si vamos a comer siempre tengo que pagar?, si estamos en una reunión y todos están comentando de lo difícil de su situación, no puedo comentar que el fin de semana me fui en mi jet privado a comer a un restaurante nuevo en París, es como restregarles en la cara lo que ellos no tienen. Los ricos se sienten atrapados en jaulas de oro, no pueden dejar el dinero que es la fuente de sus malestares, del mismo modo en que los demás podemos dejar una relación enferma o un mal trabajo.

Daniel Gilbert, psicólogo social, escritor y catedrático de Harvard nos dice: "creemos que obtener lo que deseamos nos hará inmensamente felices, pero la gente que lo logra, con frecuencia no lo siente así, la gente que no tiene lo que desea, por el contrario, con frecuencia es feliz... Este es un efecto que nos ha sorprendido a los psicólogos por décadas".

Nosotros tenemos la facultad de prospectar nuestro futuro, somos la única especie que lo puede hacer, un chimpancé no puede pensar en el próximo verano, pero esta capacidad humana es bastante deficiente. El cerebro humano no puede imaginar todos los elementos que se van a modificar con los eventos futuros. La simulación del futuro nos da una rápida ojeada de lo que va a pasar, eso es fantástico, pero es también su mayor defecto porque obvia detalles importantísimos. Por ejemplo, volverte rico: imaginas todo lo que vas a ganar pero no lo que vas a perder, muy probablemente no vas a continuar con las mismas relaciones sociales que tienes con gente que necesitan dinero pero no tienen, subestimas el número de personas que van a venir a implorarte o exigirte una y otra vez que los ayudes. Mucha gente ya no va a querer llevarse contigo porque obtuviste tu dinero de la manera equivocada, y así. Nada de eso está en nuestros escenarios del futuro. 

Continuará...


martes, 12 de enero de 2021

Ciencia de la felicidad: Introducción

Iniciamos el año y con frecuencia escucho el acostumbrado "feliz año" típico de estas épocas. Sin embargo, hay algo diferente en este inicio del 2021. Dadas las grandes dificultades que nos presentó el 2020 ahora los deseos de tener un año mejor van acompañados de una intención más verdadera diría, casi desesperada.

Desde esta visión, he decidido utilizar este canal para aportar mecanismos útiles para mejorar nuestra vida, para ser más felices. A partir de ahora, querido lector, vas a encontrar varias entradas que tienen que ver con todos los avances científicos probados alrededor de la felicidad, mindfulness, y estados de bienestar, que varios científicos alrededor del mundo han ido encontrando a lo largo de muchos años de investigación. Estoy seguro de que el seguimiento de los consejos que comenzaré a verter en estas entradas te apoyará para generar estados de bienestar duraderos y reales en tu vida.

Todo lo que se va a presentar en La Ciencia de la Felicidad, prueba que la felicidad es posible para todos, el problema es que la hemos buscado de manera equivocada esperando que el ascenso o esa anhelada relación nos traigan el bienestar. Pero nada funciona, al menos no de la manera que creemos, es un truco que la mente nos juega. 

Para iniciar considero importante presentar una especie de definición de la felicidad y para eso me apoyé en los puntos de vista de Sonia Rivemersky, profesora de la universidad de Riverside y autora de dos grandes textos sobre la felicidad. Ella nos dice:

"Esencialmente la felicidad tiene dos componentes, el primero tiene que ver con el experimentar emociones positivas, las personas felices tienden a experimentar emociones positivas con más frecuencia, tranquilidad, entusiasmo, alegría, afecto. Pero no es suficiente, la persona feliz también tiene un sentido de que su vida es buena, de que está satisfecha con la manera en la que va progresando hacia sus metas en la vida, necesitas estos dos componentes para ser feliz, me gusta pensar en ellos como ser feliz en tu vida y ser feliz con tu vida".

Uno de los problemas habituales de interpretación sobre la felicidad, es que creemos que si alcanzamos algunas metas ellas nos harán felices, por ejemplo, ganar la lotería, obtener el ascenso, ir de viaje, tener una relación. Efectivamente, estos son elementos que nos pueden hacer felices hasta cierto punto. No obstante, la ciencia indica que el sentido está invertido, es el sentirse felices lo que nos conduce a buenos resultados. En palabras de Sonia Rivemersky, la gente feliz tiende a casarse, a vivir más tiempo, a tener buena salud, a ser más creativos, los llaman para seguir en los procesos de entrevista y contratación. El tema es entendido al revés, no es que las cosas como el éxito nos den la felicidad, sino que si somos felices tenemos muchas más probabilidades de tener una vida exitosa.

Apoyando esta noción, te comparto los resultados de un estudio de la UCLA en el que se dio seguimiento a los alumnos del séptimo grado (alumnos de unos 12 años de edad) durante varias décadas. Se encontró que aquellos que tenían una sensación de satisfacción en la vida durante la adolescencia, terminaron con salarios un 10% más altos que el promedio de su generación, en tanto que los alumnos de séptimo grado que habían manifestado ser infelices en esos años, terminaron con salarios 30% menores al promedio de su generación. Esos adolescentes seguían afectados por sus sensaciones de tristeza más de una década después.

La felicidad también nos conduce a tener relaciones más fuertes y saludables. Se hizo un estudio sobre los anuarios en 600 preparatorias de Estados Unidos, en donde se analizaron las expresiones de los alumnos, encontrando que aquellos que tenían una expresión más honestamente feliz estaban casándose en promedio a los 27 años y lograron matrimonios mejor integrados a la edad de 52. Es decir, que aquellos que eran felices en sus años universitarios con más probabilidad lograron una vida más afectiva 30 años después.

Si quieres ser feliz hay que trabajar, no es fácil, pero es factible para todos, incluso si hay predisposiciones genéticas en sentido opuesto. Sin embargo, no siempre podemos confiar en nuestro cerebro para tomar las mejores decisiones, por ejemplo: todas las mañanas suena el despertador y si le hago caso a la ciencia, lo que conviene es levantarme a hacer algo de ejercicio, eso va a oxigenar mi sangre y órganos, tonificar mis músculos, genera endorfinas que me harán sentir bien, en suma me hará más feliz. No obstante, todas las mañanas mi cerebro me dice que me quede acostado, calientito en mi cama y que eso me hará feliz. Error.

Si te interesa tener una vida más feliz hay que practicar lo que la ciencia dice, no lo que nuestro cerebro indica. No hay estrategias de felicidad de cinco minutos pero si hay mecanismos que llevados de manera consistente, está comprobado nos harán más felices.

Por ejemplo, una de esas cosas que no son tan evidentes y que han sido reveladas por la ciencia es que el comportamiento prosocial y la gratitud son inequívocamente generadores de felicidad. En este sentido te puedo compartir una experiencia:

Un grupo de padres de familia del Instituto José Lévy desde hace años se organizaba para ir a repartir pan y café a hospitales públicos una vez al mes. Hoy en día con las medidas de aislamiento social y sana distancia prevalencientes en la ciudad, se organizan para hacer una meditación simultánea todos los viernes. Acudir a la entrega de pan y café en hospitales es complejo, implica organizar la jornada, encargar a los hijos, es viernes por lo que el cansancio de toda la semana se ha acumulado, no faltan los imponderables, el tráfico es más denso en esos días. Las jornadas de entrega de pan y café comienzan alrededor de las 20:00 hrs. y suelen concluir en la madrugada. En ocasiones se ven obligados a visitar más de un hospital para terminar de repartir todo lo planeado, en suma, no es una actividad sencilla o cómoda. Sin embargo, cada viernes los que participan en ella culminan con una sensación de satisfacción y bienestar inigualables, siendo ellos y no los beneficiados, los que más agradecen la oportunidad de poder participar en dicha experiencia. Una vez uno de los padres me dijo: "hoy me la pensé mucho para venir, tuve una semana muy ocupada y mañana me tengo que levantar temprano, no iba a venir y que bueno que vine, en serio, que bueno que vine".

Para mi fue gratamente sorpresivo encontrar este tipo de actividades entre las recomendaciones científicas para tener una vida más feliz.

Conforme avancemos en estos estudios te mostraré que la felicidad requiere dos cosas principalmente: un cambio de creencias, un paradigma distinto, y trabajo. Eso si, trabajo consistente como ir al gimnasio o  aprender un idioma. Si estás dispuesto a desafiar tu manera de ver el mundo y a esforzarte, te garantizo (de hecho la ciencia lo hace) que tendrás una vida más feliz en unos meses.

Así que bienvenido, bienvenida, comencemos a construir.