miércoles, 2 de septiembre de 2020

Un exalumno y su historia de crecimiento

La mayoría de ustedes conoce a Miss Chivis, ella ha sido nuestra maestra de desarrollo humano por un buen número de años ya.

El hijo de Miss Chivis estudió la primaria en José Lévy, su nombre es Haffid. Y me disculpo porque escribo esto sin su autorización expresa, pero me parece muy relevante lo que me impele a citarlo en este cyberespacio.

Cuando Haffid estaba en sexto año tuvo una muy mala experiencia con su maestra de inglés. Ella no lo quería, le era antipático. Me parece, a pesar de lo que ustedes puedan pensar, que es válido que un maestro no sienta empatía hacia alguno de sus alumnos. De hecho, desconocer esta posibilidad implica desconocer un proceso muy humano. Lo que importa y que en efecto diferencia al docente con más desarrollo humano del que no lo tiene, es lo que el primero hace con sus sentimientos diferente de lo que haría el segundo.

En este caso, parecía que la maestra no tenía nada de desarrollo humano porque se dedicó a comunicar con alto grado de claridad su antipatía por Haffid. La maestra se dedicó a agredirlo pasivamente cada vez que podía, de tal modo que muy pronto a Haffid le quedó muy claro que el era un evento disruptivo en la vida de su maestra.

La situación era compleja dado que esta maestra era compañera de trabajo de Miss Chivis, y además se podía decir que eran amigas, habían compartido lugares y momentos, reuniones sociales y eventos, habían reído juntas, habían convivido en comidas, fiestas, y habían compartido información personal. Así que era doblemente sorpresivo para ella que su "amiga" tuviera estas actitudes con su hijo.

Miss Chivis decidió actuar como una madre más y solicitó una entrevista formal con la maestra. En esa entrevista, comentó lo mejor que pudo la vivencia de Haffid y preguntó que podía hacer para mejorar su conducta, desempeño y en últimas, su relación con ella. La maestra desconoció sus acciones y mensajes y se dedicó a criticar al niño de manera artera y radical, describiéndolo como un incitador al desorden, a la flojera, a la indisciplina y con una absoluta incapacidad para la adquisición de la lengua. Miss Chivis se dio cuenta de que no había mucho que hacer, y que ella no tenía mucha capacidad de intervenir dado que una queja más enérgica podría generar un conflicto no solo entre maestra y alumno, sino entre compañeras de trabajo y por ende podría traer consecuencias poco favorables a nivel laboral.

Así que esa tarde se sentó con su hijo y le dijo: Haffid, tenemos que ser más inteligentes que ella, no darle motivos. A lo que Haffid respondió: pero no es justo, mamá, ella me regaña todo el tiempo y me regresa los trabajos porque están mal hechos cuando a los demás se los califica bien incluso si no le echaron tantas ganas. Y Chivis le contestó: la vida no es justa y ahora vas a tener que aprender como vivir feliz incluso frente circunstancias injustas.

El ciclo escolar fue difícil para ambos. Haffid tuvo que soportar un tratamiento muy agresivo por parte de esta mujer, mientras Chivis tuvo que tragarse todo su enojo cada vez  que ella veía o que el niño le contaba una nueva agresión.

Hace un par de años me encontré a Haffid en un evento del personal de la escuela. Nos saludamos con mucho gusto y estuvimos platicando, me contó que estudió psicología, que  trabaja en recursos humanos, y que vive independiente. Y platicando llegamos a ese momento de su vida cuando estuvo en sexto año y tuvo a la maestra de inglés que más mal lo había tratado.

Y le dije, si tu mamá nos hubiera dicho, si lo hubiera comentado con Miss Carla, las cosas hubieran sido diferentes. Pero entonces Haffid puso cara de desacuerdo y me dijo: que bueno entonces que mi mamá decidió no decir nada. Yo estaba en sexto y mi papá me decía que dado que era mi último año de primaria, tenía que ser un año increíble para mi, en el que me despedía de mi escuela, amigos y maestros de un instituto que yo amaba, y ahí en medio de todo estaba esta maestra haciéndome la vida de cuadritos y mi mamá diciéndome "sé mas inteligente que ella, no le des permiso de arruinarte tu año, no dejes que te entristezca, como ella te vas a encontrar a muchos y puedes aprender grandes cosas gracias a ella, etc". Y Haffid continuó: ese año aprendí a estar contento conmigo a pesar de que otros me critiquen, aprendí a moderar mis emociones y a tomar decisiones convenientes a pesar de que a veces quería contestarle fui más inteligente, le gané porque nunca me hizo sentir menos. Y hoy, sé lidiar con mis jefes cuando son injustos, sé como sacar mi trabajo lo mejor posible sin esperar aprobación o a que me digan que y como hacerlo. Sé como estudiar solo y sin guía porque ella me obligó a aprender así y por eso he crecido profesionalmente. En suma, gracias a que mi mamá me orientó, pude sacar mucho, pero si no hubiera sido por esa maestra... mira para que me entiendas, ¿te acuerdas de Alejandro? su mamá siempre iba a pelear con los maestros porque nos dejaban tarea. Pues no tiene trabajo porque no dura en ninguno y sigue viviendo con sus papás. Así que que bueno que Miss Carla no hizo nada.

Y hoy, querido lector, que la vida nos pone un reto que nos supera, algunos podrán crecer con el como lo hizo Haffid, orientando a sus hijos a esforzarse y adaptarse porque a veces así es la vida, mientras otros se quedarán en la inconformidad peleando con una realidad que es y perdiendo la oportunidad de capacitar a los pequeños en un aprendizaje de vida.

¿Tú qué quieres para tus hijos?

Saludos y abrazos fuertes a Haffid a quien hace mucho no veo. Gracias, gracias, gracias.


6 comentarios:

  1. Es un gusto poder leerlo otra vez en su blog.

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  2. Gracias por compartir una bella lección de vida, sin duda coincido no facilitarles la vida a nuestros hijos, instruirlos a afrontar cada momento de en su camino y lograr que en este proceso logren el equilibrio de una realización completa hoy más que nunca ante esta enfermedad mortal.
    Un fuerte abrazo familia levy extrañamos verlos y convivir.

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  3. Gracias por ayudarnos a ser mejores padres. Maria Luisa Méndez

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  4. Que gran lección, muchas gracias por Compartir y por la reflexión.

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  5. Que difícil para una mamá esta decisión, cuando uno los quisiera proteger de todo y tod@s, sin embargo más vale que se vayan fogueando porque la vida no es sencilla. Gracias por compartir.

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