Hablar de educación inclusiva, no sólo se implica la incorporación de estudiantes diversos a las instituciones, sino que las escuelas se adapten, se hagan planes de estudio diferentes y todo lo necesario para que cada estudiante tenga acceso a un proceso educativo que le sirva, Es ver por las necesidades educativas de cada estudiante, considerando su condición social, intercultural, de salud, personal, etc.
La UNESCO define la educación inclusiva com "un proceso para responder a la diversidad de todos los estudiantes, garantizando su presencia, participación y logros; atendiendo especialmente a quienes, por diferentes razones, están excluidos o en riesgo de ser marginados, por lo que es necesario definir políticas y programas educativos, con el fin de que la educación sea para todos".
La ONU también se ha pronunciado al respecto, promoviendo políticas que garanticen las mismas oportunidades para todos los individuos. Si bien las escuelas en el mundo han incursionado en la inclusión desde incorporar alumnos con neurodivergencias o ciertas discapacidades motoras o de los sentidos, ya sea con maestros de apoyo, terapeutas sombra o programas con adecuaciones, no existe un marco regulatorio ni información suficiente para hacer intervenciones que aseguren su eficacia.
Conforme las escuelas avanzan en la estandarización de políticas y metodologías de enseñanza para la atención de una población estudiantil cada vez más diversa, también deben observar el trabajo en la aceptación, promoción del respeto, tolerancia y empatía. Hay una paradoja que las necesidades diversas impulsan: ¿qué responsabilidad tiene el alumno neurotipico o que no presenta discapacidades en la inclusión de los que son diferentes?, ¿qué tanto el aprendizaje de los menores no diversos se ve comprometido por la inclusión de los que sí lo son? En palabras coloquiales: mi hijo no tiene la culpa de las discapacidades de los demás y no tiene por qué tolerar ciertas cosas.
Según un artículo publicado en la revista Education Sciences, las familias argumentan que las políticas púbicas de inclusión total les negará el derecho a elegir lo que consideran el entorno educativo más apropiado para sus hijos. Esto puede promover una visión negativa de la educación inclusiva y una tendencia a ser evitada, cuando en realidad presenta varios beneficios.
Por un lado, los alumnos con características diversas se benefician de un entorno regular en el que la estimulación de sus pares les invita a adaptarse a las exigencias de un contexto común a riesgo de ser excluidos de ciertas dinámicas sociales y académicas. Por otro lado, las aulas diversas son menos costosas que las aulas de educación especial. En este mismo sentido, los alumnos regulares se hacen más empáticos y "humanos", aprendiendo no solo a apoyar a los menos favorecidos sino a darles visibilidad. Esto provocará facilidades para las comunidades minoritarias en el futuro.
Las escuelas tenemos un largo camino que recorrer hacia la verdadera inclusión educativa y el reto de trazar una ruta que promueva la aceptación y la igualdad de oportunidades sin someterse a la tentadora idea de adaptar el mundo a las necesidades especificas de cada individuo, enfoque que además de ser poco realista, no promueve un verdadero desarrollo.
En Lévy hemos encontrado que la información es la base para generar un entendimiento entre el educando típico y el diverso. Cuando tenemos esa base y el apoyo de un sistema familiar comprometido con los objetivos académicos y sociales, un acuerdo de lo que eso implica y del esfuerzo que debe de hacer cada quien, acotado a la realidad, tenemos una fórmula ganadora, que no estará exenta de retos pero que garantiza un avance. Describo aquí una condición difícil de encontrar y también de sostener a lo largo del tiempo.
No obstante, a partir del contraste entre lo que ocurre en nuestra institución y otras, podemos afirmar que nuestro programa de desarrollo humano coadyuva de manera muy importante a la consecusión de las metas educativas de los alumnos diversos que atendemos. Este referente nos alienta a seguir trabajando en un mundo más comprensivo, empático, congruente y aceptante, postulados rogerianos base de nuestra filosofía educativa.
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