martes, 1 de diciembre de 2020

Testimonio de un chico de secundaria

Recientemente fui invitado como oyente a una clase impartida en una de las secundarias con las que tenemos convenio institucional, en el marco de las actividades de vinculación de las instituciones de la red.

La clase era una propuesta de integración emocional, lo que en nuestra escuela sería la clase de desarrollo humano.

La maestra había diseñado una actividad interesante y bastante dinámica y como era de esperarse los alumnos de unos 12 - 13 años de edad no estaban realmente cooperando. Lo que hizo toda la diferencia fue un alumno de nombre Federico, la maestra le hizo una pregunta directamente y antes de responder le pidió que dijera su nombre. "Federico", dijo el muchacho, a lo que la maestra le preguntó como le gustaba que le dijeran, "Federico", repitió el chico.

La maestra hizo una pausa y continuó: "Te llamas Federico y te gusta que te digan Federico, oye, normalmente escucho que te dicen Fede, si no te gusta que te digan Fede, ¿por qué no habías dicho nada?"

Cabe mencionar que el chico, Federico, se veía delgado y larguirucho, en apariencia tímido y retraído por lo que yo imaginé que si no decía nada era para evitar más burlas o agresiones de sus compañeros, por lo que dijo a continuación me dejó tan impactado que ahora tu lo estás leyendo tal y como pasó.

"No importa que me digan Fede", la maestra insistió: "si importa, no te gusta y con eso basta, si pones un límite ellos ya sabrán que no te gusta, y si no lo respetan siempre te podemos ayudar los maestros". "No importa, miss", replicó Federico. "Toda mi vida muchas personas fuera de mi familia me dicen Fede, es algo que pasa, y aunque no me gusta, ya aprendí que no puedo controlar a todo el mundo, mi mamá me dice que si eso me incomoda como otras cosas, el que tiene el problema soy yo porque la gente lo hace sin querer molestar, lo hacen y ya, así que yo no digo nada porque la verdad todavía me molesta a veces y prefiero que mis compañeros me ayuden a que ya no me importe y para eso los dejo que me lo digan siempre. Mi mamá dice que me imagine que un día tengo un jefe que me dice Fede y que yo no aproveché este tiempo para entrenarme. Entonces voy a tener un problema, en cambio si ahorita aprovecho que mis compañeros me dicen así, cuando tenga ese jefe ya no me va a importar, así lo he hecho con otras cosas, no me gusta cuando Galindo se ríe de mi pelo, o cuando Rojas me dice que mi lonchera es de niña, pero ellos lo hacen por divertirse y si me ofende pues tengo que hacer que no me ofenda, si no todo lo que me digan me va a ofender y no voy a poder estar tranquilo".

La maestra le dijo: "que no te digan por tu nombre es una manera de ofenderte". A lo que Federico contestó: "no lo creo, es una burla, si me pegaran o me robaran mis cosas como le hacen a algunos si sería una cosa grave para defenderme y pelear o acusarlos o ya vería pero una burla pues mejor lo veo yo solo, ¿por qué me molesta? la vedad no es tan importante".

Entonces la maestra completó: "Federico, estoy muy impresionada con la madurez con la que manejas esta situación y como prefieres atravesar estas incomodidades para ser una mejor persona, una persona fuerte que no se ofende con pequeñeces y que por lo tanto puede provocar su tranquilidad".

Una niña entonces dijo: "pues si eh, porque el siempre está tranquilo, la verdad sí le copio porque yo me la pasaba enojada y acusándolos y así y pues si me dejaban en paz un rato pero otra vez regresaban y pues te enojas y te peleas y te dejan en paz un momento y otra vez y el caso es que nunca estás tranquila, cuando hice lo que él la paso mejor.

Y entonces la clase se desvió hacia esos derroteros...

Estimado padre de familia, te comparto el testimonio de un niño de escasos 13 años que ha decidido que los demás no son el problema sino su propia reacción. Felicidades a los padres de Federico que están criando a un hombre responsable de sus emociones y con verdaderas posibilidades de ser libre y feliz, no como muchos que se la pasan tratando de quitarles los obstáculos del camino a toda costa para que nada les pase. 

¿Tú que futuro quieres para tus hijos?

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