miércoles, 26 de febrero de 2025

Adicción a las redes sociales (un problema de salud pública)

La adicción a las redes sociales se está convirtiendo en un serio problema de salud mental, que está afectando seriamente las relaciones personales y afectivas de las y los jóvenes que han quedado en el uso desmedido y sin control de estas herramientas digitales por lo que podría requerir la ayuda de psicólogos o psiquiatras para iniciar una intervención profesional, advirtió Jennifer Lira Mandujano, investigadora de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala.

La especialista en Psicología y salud comentó que, mantener una conexión excesiva en redes sociales se ha convertido en una adicción conductual, con indicadores similares a los del consumo de sustancias adictivas como el tabaco o el alcohol.

Se la pasan revisando todo el tiempo sus dispositivos móviles, permanecen en una interacción continua con Twitter, Facebook, TikTok, Instagram o WhatsApp y convierten esta actividad en lo más relevante de su día a día, por lo que, prácticamente sin darse cuenta, están adquiriendo un hábito adictivo que va a regir todos sus pensamientos, sentimientos y conductas.

En México 9 de cada 10 jóvenes tienen acceso a un teléfono celular y se estima que hay 35.3 millones de jóvenes de entre 12 y 29 años que utilizan internet, según datos de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares.

Las cinco redes sociales más populares y utilizadas por los internautas de entre 12 y 29 años en nuestro país son: WhatsApp (92.3 por ciento), Facebook (90.6 por ciento), Instagram (50.3 por ciento), TikTok (43.4 por ciento) y YouTube (36.0 por ciento).

La universitaria destacó que, en esta adicción se pueden identificar claramente ciertos factores de riesgo que inciden directamente en el comportamiento social de los usuarios, causando afectaciones sobre todo en sus círculos más cercanos, como la familia, los amigos o las relaciones de pareja.

“Aun sabiendo que todos tenemos muchas cosas que hacer en el trabajo, la escuela o el hogar, vamos aplazando este tipo de actividades para estar más tiempo conectados a las redes sociales en las que, además, se han desarrollado una serie de algoritmos informáticos que no sólo invaden nuestra privacidad, sino que además identifican nuestros gustos, intereses y necesidades de información, para atraparnos y mantenernos más tiempo en las redes y no podamos desconectarnos tan fácil”.

Lira Mandujano apuntó que hay algunos indicadores muy específicos que permiten identificar en qué momento, una persona pudiera tener afectaciones conductuales o mentales como consecuencia de permanecer conectada por tiempos prolongados en las redes sociales:

  • Satisfacción: las personas sienten la necesidad de estar cada vez más tiempo en sus dispositivos para interactuar con otros cibernautas y consultar información en las diferentes redes, buscando obtener la misma satisfacción que experimentaron cuando aprendieron a usar estas nuevas herramientas digitales que desde el principio generaron entusiasmo, optimismo y alegría, aunque cada vez requieren estar más tiempo conectados para mantener un estado de ánimo positivo.
  • Abstinencia involuntaria: se presenta cuando las personas dejan de tener acceso al internet ya sea porque no hay señal o porque sus dispositivos se quedan sin pila y es cuando empiezan a sentirse física y emocionalmente mal e incluso llegan a mostrase irritados, ansiosos y hasta temblorosos o con dolor de cabeza, como consecuencia de ver interrumpido su contacto con ese mundo virtual, aun cuando sea por lapsos muy cortos.
  • Recaída: es un indicador que se presenta cuando por voluntad propia se establecen mecanismos de autocontrol en el uso de las redes sociales con horarios o tiempos específicos para permanecer en una red, pero después de ese periodo, las personas no aguantan mucho tiempo estar desconectados y vuelven a abrirlas para permanecer por varias horas sin ningún tipo de control y frecuentemente cayendo en excesos.
  • Conflicto: es el indicador más frecuente que se presenta en las adicciones conductuales en general. La gente que está por mucho tiempo en redes sociales comienza a enfrentar problemas serios de comunicación con las personas que están a su alrededor; dejan de hacer actividades esenciales como sus tareas escolares, labores domésticas o asuntos del trabajo; están permanentemente distraídos y no responden cuando se les habla o incluso cuando están comiendo están checando todo el tiempo sus dispositivos móviles, lo cual termina generando molestia, confrontación y conflicto con quienes conviven en un mismo espacio.
  • Cambio de estado de ánimo: en la medida que las personas permanecen activas en sus redes sociales, sus estados de ánimo suelen cambiar significativamente a tal punto que la adicción a esta conducta les genera satisfacción, alegría, emoción o entusiasmo, al poder seguir todo tipo de publicaciones, pero también les genera frustración, enojo o incluso desesperación y ansiedad al no obtener los resultados o datos deseados.

Esos indicadores, añadió la especialista, permiten determinar si los niveles de adicción de un cibernauta pueden generar un problema de salud mental, ya que la mayoría de las veces no se perciben a simple vista y menos aún se reconocen por quienes presentan los síntomas.

Por último, dijo que, dentro de los factores de riesgo generados por la adicción a las redes sociales destacan: baja autoestima, disminución de las habilidades sociales y una tendencia al aislamiento y a la soledad, debido a la reproducción de una serie de estereotipos sobre estilos de vida que hace que los usuarios estén comparando y cuestionando permanentemente su propia realidad.

Demanda común de universidades públicas en Estados Unidos

Alrededor de un centenar de universidades públicas en Estados Unidos iniciaron una demanda colectiva en contra de las grandes empresas que operan las principales plataformas de redes sociales por los daños que están generando en la salud mental de miles de estudiantes, al explotar el sistema de recompensa del cerebro de jóvenes para que vuelvan una y otra vez a las aplicaciones, generándoles ansiedad, depresión, e incluso pensamientos suicidas.

De acuerdo con una investigación del periódico El País, las escuelas públicas de la ciudad de Seattle (Washington, EE. UU.) fueron las últimas en sumarse a una ofensiva contra las grandes tecnológicas, en un proceso judicial que busca cambiar la manera en la que operan TikTok, Instagram, Facebook, SnapChat y YouTube.

En la demanda se destaca que esas plataformas han generado una crisis de salud mental entre el alumnado que ha impactado significativamente en la tarea educativa, pues además de los factores de riesgo en la salud de los estudiantes, las escuelas han tenido que absorber los costos para la atención física y emocional de los jóvenes.

En sus argumentos, las universidades públicas realizan una abierta crítica al modelo de negocio de las tecnológicas, basado en la economía de la atención, que aspira a maximizar el tiempo frente a la pantalla. “Se basan en la publicidad, mientras más tiempo pasen los usuarios en sus plataformas, más anuncios pueden vender”, se destaca en el texto de la demanda.

Las autoridades escolares refieren también que la juventud es más vulnerable a las “conductas de manipulación” porque sus cerebros no se encuentran completamente desarrollados para controlar los impulsos o tener suficiente madurez emocional; esto sin mencionar los llamados retos virales que tienen que sufrir y atender las escuelas.

En 2021, el devious lick —lick diabólico, un reto viral lanzado en TikTok— invitaba a vandalizar la propiedad escolar. Más recientemente, las enfermeras de todo el país atendieron a decenas de menores con dolor abdominal generado por el reto de la patata más picante del mundo.

El tema de los retos virales en México, también está tomando dimensiones preocupantes más allá de un juego extremo. En uno de los casos más recientes, decenas de jóvenes han puesto en riesgo su salud al utilizar medicamentos controlados entre ellos el clonazepam, como una supuesta prueba de resistencia, para ver quién es el último en dormir después de consumir la sustancia altamente somnífera de prescripción psiquiátrica.

Por último, la investigación periodística refiere que decenas de millones de jóvenes en EE. UU. han quedado enganchados a las redes, lo que habría causado que en los centros educativos se multipliquen los casos de alumnos con ataques de pánico, depresión y otros síntomas que han afectado significativamente su desempeño escolar, aumentando también el ausentismo, lo que puede orillar a las y los jóvenes al consumo o abuso de sustancias tóxicas y eventualmente a abandonar la escuela.

Me pregunto seriamente si permitirías que tu hijo(a) de 10, 11 o 12 años consuma una cerveza al día. Probablemente no porque atenta contra su salud, desarrollo saludable y puede conducirlo a una adicción severa... entonces, ¿por qué le permites usar un teléfono celular? 

lunes, 24 de febrero de 2025

La inclusión en nuestra escuela

Hablar de educación inclusiva, no sólo se implica la incorporación de estudiantes diversos a las instituciones, sino que las escuelas se adapten, se hagan planes de estudio diferentes y todo lo necesario para que cada estudiante tenga acceso a un proceso educativo que le sirva, Es ver por las necesidades educativas de cada estudiante, considerando su condición social, intercultural, de salud, personal, etc. 

La UNESCO define la educación inclusiva com "un proceso para responder a la diversidad de todos los estudiantes, garantizando su presencia, participación y logros; atendiendo especialmente a quienes, por diferentes razones, están excluidos o en riesgo de ser marginados, por lo que es necesario definir políticas y programas educativos, con el fin de que la educación sea para todos".  

La ONU también se ha pronunciado al respecto, promoviendo políticas que garanticen las mismas oportunidades para todos los individuos. Si bien las escuelas en el mundo han incursionado en la inclusión desde incorporar alumnos con neurodivergencias o ciertas discapacidades motoras o de los sentidos, ya sea con maestros de apoyo, terapeutas sombra o programas con adecuaciones, no existe un marco regulatorio ni información suficiente para hacer intervenciones que aseguren su eficacia. 

Conforme las escuelas avanzan en la estandarización de políticas y metodologías de enseñanza para la atención de una población estudiantil cada vez más diversa, también deben observar el trabajo en la aceptación, promoción del respeto, tolerancia y empatía. Hay una paradoja que las necesidades diversas impulsan: ¿qué responsabilidad tiene el alumno neurotipico o que no presenta discapacidades en la inclusión de los que son diferentes?, ¿qué tanto el aprendizaje de los menores no diversos se ve comprometido por la inclusión de los que sí lo son? En palabras coloquiales: mi hijo no tiene la culpa de las discapacidades de los demás y no tiene por qué tolerar ciertas cosas. 

Según un artículo publicado en la revista Education Sciences, las familias argumentan que las políticas púbicas de inclusión total les negará el derecho a elegir lo que consideran el entorno educativo más apropiado para sus hijos. Esto puede promover una visión negativa de la educación inclusiva y una tendencia a ser evitada, cuando en realidad presenta varios beneficios.

Por un lado, los alumnos con características diversas se benefician de un entorno regular en el que la estimulación de sus pares les invita a adaptarse a las exigencias de un contexto común a riesgo de ser excluidos de ciertas dinámicas sociales y académicas. Por otro lado, las aulas diversas son menos costosas que las aulas de educación especial. En este mismo sentido, los alumnos regulares se hacen más empáticos y "humanos", aprendiendo no solo a apoyar a los menos favorecidos sino a darles visibilidad. Esto provocará facilidades para las comunidades minoritarias en el futuro. 

Las escuelas tenemos un largo camino que recorrer hacia la verdadera inclusión educativa y el reto de trazar una ruta que promueva la aceptación y la igualdad de oportunidades sin someterse a la tentadora idea de adaptar el mundo a las necesidades especificas de cada individuo, enfoque que además de ser poco realista, no promueve un verdadero desarrollo.

En Lévy hemos encontrado que la información es la base para generar un entendimiento entre el educando típico y el diverso. Cuando tenemos esa base y el apoyo de un sistema familiar comprometido con los objetivos académicos y sociales, un acuerdo de lo que eso implica y del esfuerzo que debe de hacer cada quien, acotado a la realidad, tenemos una fórmula ganadora, que no estará exenta de retos pero que garantiza un avance. Describo aquí una condición difícil de encontrar y también de sostener a lo largo del tiempo. 

No obstante, a partir del contraste entre lo que ocurre en nuestra institución y otras, podemos afirmar que nuestro programa de desarrollo humano coadyuva de manera muy importante a la consecusión de las metas educativas de los alumnos diversos que atendemos. Este referente nos alienta a seguir trabajando en un mundo más comprensivo, empático, congruente y aceptante, postulados rogerianos base de nuestra filosofía educativa.